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Síndrome “Petronum”: de las buenas ideas mal ejecutadas

  • Redacción La Lupa
  • 6 jul 2015
  • 2 Min. de lectura

Para La Lupa, el alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, no es ni mala persona, ni mal amigo, ni, mucho menos, mal familiar. Nosotros creemos que es un buen legislador, pero pésimo ejecutor. Tantas buenas ideas, tanto progresismo, tanta Bogotá Humana, son un montón de brillantes ideas (de un tipo que fue un brillante senador) botadas al trasto por falta de una óptima ejecución.


Pues bien, queridos lectores, con el perdón de nuestro alcalde Guillermo Varela (y el de Petro, por compararlo con él), hoy estas líneas están dedicadas a lo que consideramos (y esperamos que ustedes también) fue una idea brillantemente confeccionada por parte de la administración, pero pésimamente ejecutada.


Se trata de los parques/gimnasios construidos en sitios estratégicos del municipio y que buscan promover el deporte, el ejercicio y la actividad física en un espacio abierto y libre de pago.


¿No es esta una buena iniciativa? De hecho, lo es. La idea de que un niño, joven, adulto o adulto mayor tenga al alcance un lugar en donde practicar deporte y ejercitarse sugiere que a la administración le importa la gente y trabaja por ella. También sugiere que está haciendo un uso óptimo de los terrenos y que están invirtiendo en algo que es esencial para cualquier ser humano: el deporte.


Estos parques/gimnasios se encuentran en barrios como Ibaro, en la ruta que conduce a La Valvanera, detrás del Colegio San José María Escriva de Balaguer y otras zonas de Chía. Se construyeron y se abrieron al público y funcionan en lugares concurridos. Hasta aquí, todo perfecto, porque, sin lugar a duda, la idea fue muy buena.


Sin embargo, basta con pasar por el lado de algunos de estos sitios para darse cuenta que están en el abandono total. Lo que empezó como una iniciativa que pudo haber convertido al municipio en un ente promotor de la actividad física, es hoy más un basurero que un lugar para hacer deporte. Las máquinas de hacer ejercicio están oxidadas y parecen ser usadas más para el consumo de drogas. El pasto está tan alto, que uno siente que ahí se va a filmar una película de terror. Parece todo, menos un lugar para el esparcimiento. ¿Cuántas personas que no tienen los recursos para pagar un gimnasio se verían beneficiadas si estos parques estuvieran en condiciones de usarse?


Don Guillermo, demuestre en estos seis meses de gestión que le quedan, que el mantenimiento y cuidado de estos maravillosos parques no le quedó grande. No debe destinar millones del presupuesto, ni endeudarse más de lo que está. Lo invitamos a que vaya a alguno de estos parques, vea su estado, se tome una foto, aparezca en los diarios locales y prometa que no los abandonará y que hará lo necesario para darles vida nuevamente. Ejecute y gestione esa brillante idea de darles a los habitantes un espacio gratis para practicar deporte.


Con vuestro permiso.

 
 
 

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